martes, 8 de enero de 2013

domingo, 26 de febrero de 2012

                                                                                              

martes, 2 de diciembre de 2008

Bienvenidos a "El cielo de Altair"





domingo, 9 de noviembre de 2008

Poesías 2013











sábado, 8 de noviembre de 2008

Mis poesías ilustradas





















                                                                                                                                                 






















Más poesías



Baile en el albero...

Negro que sin miedo galopas
a la vida y a la muerte te enfrentas.
Con la bravura de tu piel te arropas,
de la estirpe que tu sangre conlleva.

Te paras de pronto y resoplas
Te miró y me gritó, ¡Vive y reza!
De la valentía llegó la hora,
y mi alma de escalofríos se llena.

La angustia y el valor afloran,
medroso el cuerpo me tiembla.
Embiste agreste el rojo que llora
lágrimas rojas que tu lomo deja.

Entre bailes de pases mora
la muerte que viajera se presenta.
En una espada, o en arrancada tentadora,
en breve instante, será su dueña.

En el albero bailan mis días en la sombra
con los de la bestia contados sin pena.
Habrá un lugar si muero, en la historia.
¿Habrá un lugar para el negro aunque muera?






Oscuridad...

Mas no sé la blanca alegría
de esa luna llena que brilla,
si en la soledad se halla,
y en la profunda noche habita.
Mas no comprendo su alegría
si como yo en oscuridad vive
en las sombras de esta vida.






Allí estaría yo...

Si te asustara lo oscuro con el bruno de sus ojos,
y el frío de las nieves te ocultase a su antojo.
Allí estaría yo...con mi sombra tan sólo.
Dando cobijo a tu alma, la que me volvió tan loco.
Si el abismo del olvido encarcelara tus recuerdos.
y con cadenas de llantos, te aplastara sus lamentos.
Allí estaría yo... con la libertad que aún poseo.
Alentándote un cielo claro a ese que tienes tan negro.
Si el miedo prendiera tu cara, del roce de fuego y frío atados.
Con sus llamas gélidas entre tus carnosos labios.
Allí estaría yo... Enloquecido y dudando.
Si abrigarlos con mi boca o entre besos apagarlos.







Tú y yo...



Cuando mis arrugas se sientan cansadas
y curtidas por el tiempo hacedor,
las líneas de mis manos gastadas
junto a las tuyas tornarán tal fulgor,
que las estrellas que hoy brillan algo,
¡Mañana!... ¡Morirán por los dos!

Cuando mi vida parezca acabada
endeble y frágil como un viejo embrión
que azotado por la lluvia que empapa,
se desvanece sin fuerza, con tal dolor,
cual semilla de recuerdos, que a la tierra rogó.
¡Mañana!... ¡Naceremos tú y yo!.





Renacer...


Como la corriente de un río
nuestro amor pasó eventual.
Dejó una senda indeleble
aunque agostado esté su caudal.


Fue al mar, siguió su camino...


Bajo la sombra de los sicómoros
me detengo a descansar.
Reposa el cuerpo, no así el alma,
ella, sueña con volver a amar.


Es el sueño de mi destino...




Pudo ser...

No es que tu rojez,
sea síntoma de mi saludo,
Mas del sol imposible es,
porque las nubes son tu escudo
Pudo ser... o no ser

No es tu imagen, romanza cantada
en tu paseo por el sendero antiguo,
ese de piedras que sin querer
desgarran tu caminar desnudo.
Pudo ser... o no ser

No es que tu afonía por mí
dejara en mi alma, el silencio más profundo,
que mis gritos se volvieran mudez,
arrojados al vacío de lo oscuro.
Pudo ser... o no ser

No es el paso de mi vida en llagas
madera en cruces, con clavos tuyos
ni mi sombra disimulada en piel,
¡Que se arrastra anta ti! ¡Ay verdugo oculto!
Pudo ser... y fue.



Sagrado Corazón...



Cuando a las oscuras tinieblas
temerosa, se asoma mi alma,
y ve como el deceso me siembra
puñales y amoladas dagas.
Percibo entonces tu presencia
en la soledad que acompaña mi nada.
Recuerdo cuando alcé la mano al cielo
y noté con fuerza que la tomabas.
Hogaño, vuelven las lóbregas tinieblas
con soles negros, lunas malditas y llagas.
Su mano apacigua y envuelve mi llanto
Su sagrado corazón, mi vida reclama.







Sigo sintiendo...



Con el aspado viento,
se agita un beso
Concilio de suertes,
el de este universo.
Bajo la sombra de un árbol,
treguo despierto.
Un merecido descanso
que obtiene mi cuerpo.
Como notas que en el piano,
salmodian con los dedos.
Danzan tristemente
mis vivos recuerdos.
Y en cada uno de ellos,
sobrevive un verso.
Cubriéndose de las glorias
que deja la huella del tiempo.

Como adquirir mis libros...

El Último Arévaco "Sinopsis"


Fragmento de "El último arévaco"








viernes, 7 de noviembre de 2008

Seguimos con mi poesía...



miércoles, 2 de enero de 2008

martes, 1 de enero de 2008

COMENTARIOS Y SUGERENCIAS


jueves, 1 de febrero de 2007

Poema_cuento


Poema-cuento del árbol y su sueño...

La oscuridad es huésped presente,
ensombrando al día y matando.
Sobre unas ramas se detiene
un verderón plateado.
En la tierra húmeda se ciernen,
unas raíces como grandes brazos.
Que unen la vida que el álamo posee
a la sombra del solitario prado.
El pajarillo le habla despacio
llega al alma del sereno árbol.
Le cuenta como es la vida fuera,
en otros sitios, en otros paramos,
Los cielos azules que cruza,
las nubes que atraviesa volando.
Las montañas, las altas cumbres,
los océanos y los mares bravos.
Le cuenta como son las flores.
Asilvestradas, en otros campos
de sus perfumes y colores,
en primaveras y en veranos.
El árbol nervioso e impaciente, dice...
¡Cuenta! ¡Cuenta! Entusiasmado.
¿Qué quieres que te cuente?
Pregunta el pajarillo al alamo.
Háblame de los azules
De sus bailes, de sus pasos.
De los blancos tirabuzones
que en las orillas vierten su encanto.
El verderón muy complaciente
canta en las ramas del árbol.
Una canción de un mar ausente,
en un lugar de allí lejano.
El árbol de ilusión se muere
del mar azul se ha enamorado.
Y recuerda aquellos parientes,
un roble robusto y un viejo castaño,
Que le contaban al leño duro,
que otros lo habían logrado.
Ser madera en pequeña patera
o quilla cortante en hermoso barco.
La pasión del álamo crece y crece
Cada día, nace un sueño deseado.
¡Ay, de ese leñador con la afilada
lo llegase a separar en pedazos!,
Le hiciera cubierta en velero
O alguna proa al viento navegando.
Llegó el día que había esperado...
y unos golpes de hacha lo cortaron.
La ilusión del viejo álamo,
poco a poco se fue desmontando.
No le hicieron proa viajera,
ni quilla de un lustre barco.
Convertido en embarcadero,
inmóvil y sin propio paso.
Jamás danzaría con las olas
ni surcaría por mares crispados.
Abatido el transformado álamo
entre lagrimas seguía soñando.
Con ser palo alto de mesana
O quilla de un valeroso barco.
Largos días... noches eternas...
ilusiones gastadas de desencanto.
Viendo la muerte del oleaje,
la salada espuma bajo sus brazos.
Y la luna blanca se asomó un día...
y susurró al oído del madero anclado.
¿Qué te pasa hermoso leño?
¿Por qué estás triste y angustiado?
Contestó con voz frágil y agrietada...
Porque soñé con conquistar océanos,
amansarlos todos, a mi propio paso.
Y sin embargo, a la playa me veo encadenado.
La luna blanca, con guiño cómplice dijo...
“Los sueños están para soñarlos,
O despiertas y luchas por ellos,
o te duermes y sigues soñando”.
En la inmensidad de la extraña noche,
la claridad del nácar gritó al viento,
ese amigo fuerte, viajero sin dueño
hizo agitar los brazos de los océanos.
Convirtiéndolas en nuevas hachas
Que despadazaron el embarcadero.
Tablitas que navegaban a su antojo
Sin timones, ni velas, ni marineros.
Las olas vivas las abrazaban
Y el soplo del viento se volvió tierno.
La luna desde su azotea de nubes,
Sonreía ante lo que estaba sucediendo.
Meditaba con calma y se decía.
“La quimera y lo real se dan la mano,
el anhelo por el mar y su esperanza
consiguieron realizar el sueño del álamo”.


“Los sueños... sueños son.
Como lo fue el sueño del álamo.
Pero con ilusión, pueden hacerse
la realidad más bella y transparente.
Como el aire que no vemos
Y está enfrente de nuestras miradas”


Salvador Gómez Mena